Un viaje por los sistemas educativos del mundo. El sistema educativo en España.

¡Hola de nuevo!

Hoy voy a compartir lo aprendido en el aula sobre La situación de la educación en España. Primero debemos echar un vistazo a los modelos de otros países y, para que el viaje sea más amenos, voy a intentar dar respuesta a este supuesto:

Mi experiencia hipotética en los sistemas educativos del mundo
Mis años de estudiante en Corea del Sur, han estado marcados por numerosos éxitos académicos, con excelentes resultados especialmente en los módulos de pensamiento crítico y análisis; era una crack. Además, me han ayudado a aprender a desarrollar relaciones interpersonales con mis pares. Sin embargo,  estos logros se han visto empañados debido a la gran presión que he sufrido por mis padres y mi cultura, para quienes "el éxito no es una cuestión de talento, sino de trabajo duro". Mi vida era estudiar, estudiar y estudiar duro, y prácticamente no tenía tiempo para sociabilizar fuera del contexto educativo.

Esta experiencia no parece tan dura si la comparo con la de Japón. ¿Te imaginas que las tutorías fueran obligatorias?, ¡exacto! Ahora añádele que son en días no lectivos...si, si, levántate tú un sábado para ir a tutoría. Aunque parezca una locura, ha sido algo muy común para mí, puesto que pasado 240 días al año en clase. Cada año. Eso sí, admito que la alta inversión en tecnología y la organización en su currículo académico, que además es estandarizada, creo que es una de las mejores formas de disminuir la brecha del conocimiento. Gracias a esto, tengo los mismo conocimientos y oportunidades que mis paisanos norteños.

Este sistema educativo puede parecer atractivo, pero ¿es posible ser exigente y conseguir buenos resultados sin ser demasiado estricto? Mi experiencia en Finlandia me dice que sí. Fueron años muy divertidos. Mi aprendizaje se basó en la propia experiencia y el colegio se parecía más a un centro comunal con muchas actividades extracurriculares. A esto, súmale que sólo teníamos 5 horas de clase al día...¡nos quedaban un montón de horas para pasar tiempo con los seres queridos y sociabilizando!.

La altas inversiones en nuevas tecnologías son también características en los centros de Reino Unido y Holanda, puesto que esta área es muy importante para ellos. En Reino Unido, me ayudaron a cumplir mi sueño de ser investigadora poniendo a mi disposición la tecnología necesaria. Además, éramos pocos alumnos en clase y los profesores podrían prestarme la atención que necesitaba para desarrollar mi potencial. Holanda, donde la tecnología era fundamental, me aportó saber trabajar colectivamente y, sobre todo, a ser independiente; me enseñaron a seguir un aprendizaje autónomo guiado por el maestro.

Respecto a mi desarrollo integral, me quedo con Estonia, Canadá o Rusia. Si pienso en mis años en Estonia, se me ponen los pelos de punta recordando la cantidad de temas sobre los que aprendí y que me guiaron en la elección de mi futuro profesional. Lo "toqué" todo para ver con qué conectaba mejor. También, conté con la ayuda de los institutos educativos vocacionales en este proceso, que me facilitaron tomar decisiones fundamentales en mi paso a la vida adulta. En Canadá aprendí inglés y francés. No porque se una aficionada a los idiomas, sino porque, son los líderes de la educación bilingüe y estudiábamos ambas lenguas. Durante estos años, pude pagarme los estudios e incluso ahorrar porque la educación allí es muy asequible y la vida bastante barata para los estudiantes. Lo mejor de todo, es que también se preocupan por la investigación, generando oportunidades para desarrollar nuestros proyectos al finalizar los estudios. La época en Rusia la recuerdo muy bonita y emocional. No nos obligaban a ir a clase, íbamos porque queríamos, y está disponible para todo el mundo Cuando era más pequeña desarrollé las competencias intelectuales, pero también, mis habilidades motoras; realizábamos actividades físicas con las que divertía mucho. A partir de primaria, comenzó lo más interesante: todo se enfocaba en la formación emocional y social, convirtiéndome en una persona más asertiva. El problema, era que en cada centro había un currículo académico diferente, algunos especializados, lo que te obligaba a escoger entre una educación y otra; y eso ya no molaba tanto.

En cuanto a mi elección profesional, la de profesora, se la debo a mis años en Singapur. El ambiente que se respiraba era de admiración al profesor, también fuera de las aulas, puesto que la población creía que podía mejorar la situación del país al formar a las nuevas generaciones, y yo quiero formar parte de este proceso. Igualmente, los profesores se "reciclan" continuamente y realizan actividades formativas complementarias para mejorar cada día, lo que encaja con mi afición a aprender.

Como próximo destino educativo, voy a conocer el sistema español:


Si soy sincera, no sé qué me voy a encontrar, porque tengo entendido que cambian tanto de ley como de gobierno. Posiblemente, esto signifique que utilizan las reformas educativas como una herramienta política en un país marcado por el bipartidismo. Si fuera así, esta asociación podría ser muy perjudicial para mi educación, puesto que la prioridad no seríamos los alumnos. Me formaría bajo un sistema erróneo, que no estaría poniendo en valor real el potencial que tenemos la nuevas generaciones para mejorar la situación socioeconómica del país, y que se centra más en los resultados académicos que en la preparación de los jóvenes. Pero antes de adelantarme a los acontecimiento, voy a darle una oportunidad para poder opinar con criterio propio (este es un consejo para todos aquellos que hablan de educación, que son muchos).

A día de hoy, mi educación en España la imagino como una máquina de bolas. Sí, como las que nos compraban de pequeños metiendo una moneda de 100 pesetas y girando la "ruletita".
¿Quién no ha pasado muchas veces por delante de ellas sin prestarlas atención? Pasas de largo una y otra vez, pensando que eso no es para ti, que no tienes edad o que no tiene nada que ofrecerte, hasta el día en el que una bola te llama la atención. Te paras y piensas que podrías hacer con ella. Mientras la observas, te das cuenta que hay muchas más que parecen interesantes y te entra la indecisión. Miras a los lados buscando a alguien que te eche una mano, aunque no sabes si pedir esa ayuda porque el sistema de la máquina parece fácil y quedarías en evidencia. Entonces, te das cuenta de que el mecanismo es sencillo pero lo complicado es que te salga la bola que tú quieres. Aún así, te dispones a jugar.

En este punto, pueden suceder varias cosas. Por un lado, que no salga la bola deseada y desistas en tu empeño, o que no salga pero continúes intentándolo. Si finalmente la consigues, además, puede que sea como esperabas o que te des cuenta de que no puedes hacer nada con ella más que admirarla y lucirla. ¿Frustrante verdad? pues ya no te quiero contar cómo sería encontrarse con otra persona que consigue justo esa bola a la primera....¿la explicación?: la máquina en la que metió sus 100 pesetas era diferente, o simplemente lo hizo en la misma, pero en otro momento.

En el sistema educativo español debe pasar igual. Los jóvenes no dan muchas cuentas a la educación, bien porque no entiendan el sistema, no lo consideren valioso, no se vean capaces o se sientan obligados a jugar, pero las opciones están ahí. De hecho, la educación primaria y secundaria es gratuita y obligatoria, motivos por los que es posible que no se valore como se deba.

Una vez dentro del sistema, los estudiantes pueden sentirse un poco más perdidos, si cabe, pero no piensan que pueden contar con la ayuda de tutores, orientadores y profesores que, cada vez más, se interesan por la individualidad de los alumnos como ocurre en Reino Unido. También, me parece interesante la gran oferta educativa, como las bolas (y como el sistema ruso), que pueden ayudar a que al menos una te llame lo suficiente la atención como para intentar conseguirla; una tarea frustrante si no pides ayuda (incluso teniéndola) como ya he comentado. Sin embargo, a diferencia de las tutoras obligatorias de Japón, mis amigos españoles no hacen uso de ellas.

Después de todo el proceso educativo, puede que todo te salga como esperabas, que te desarrolles como ser humano a la vez que te profesionalizas, pero también puede ser que cuando te enfrentes a la realidad social te des cuenta de que esa bola que tú tanto valoras no sirve para asentar tu futuro profesional. ¿Qué harías en eses caso, desistir o volver a la máquina? Yo volvería, cual profesor singapuriense, pero mi motivación se vería seriamente minada; cualidad que considero fundamental en el aprendizaje.

En cuanto a la organización del mecanismo, creo que las horas que pasaré en el aula son las oportunas: ni tan flexible como en Finlandia, ni tan exigente como en Corea del Sur o Japón. Eso sí, tras echar un vistazo a los contenidos y competencias de la nueva ley educativa LOMLOE, tampoco va a ser un camino de rosas, aunque sí se van a implantar medidas muy interesantes.

De esta ley, me gustaría señalar el aumento de oportunidades educativas y formativas para toda la población como uno de sus objetivos principales. ¡Maravilloso! Si de verdad consiguen alcanzarlo instalaré mi residencia habitual en España. Además, impartirán las materias de modo transversal, que considero es muy beneficiosos para la interiorización de los contenidos y el desarrollo de las competencias. Por último (ya va siendo hora de ir acabando), pretenden unificar el currículo, lo que significa igualar los conocimiento y oportunidades de todos sus estudiantes; como en Japón.
Sin duda, creo que estas medidas brindarán la oportunidad de mejorar el nivel socioeconómico y cultural de su población, repercutiendo en contra de las desigualdades sociales, pero no será una tarea fácil cumplir con la consecución de sus objetivos. Espero poder compartir los resultados de esta aventura en unos años.

Y ¿qué hay de ti?, ¿te atreves a jugar?

Deséame/nos suerte... y ¡ánimo con ello!







Comentarios

Entradas populares de este blog

El Burnout en el Educador

Mi tutor ideal

¡Un Estilo Educativo de Cine!